jueves, 26 de noviembre de 2009

Parte primera de la tercera parte :Me cambiaria por cualquiera

"Me es imposible escuchar lo que me dicen o cuentan otros , me es insufrible incluso el intento de poner atención , no puedo .
No tiene nada que ver con la persona que me habla , apenas hablo con nadie pero si es alguien cercano a mi , si le aprecio y me encuentro a gusto a su lado la sensación es aun peor y solo quiero salir corriendo, huir y encerrarme en mi cuarto .Le digo algo ofensivo, le obligo a mandarme a la mierda .
Si se trata de otros soluciono el problema soltando una parida , una palabra incoherente ,tan absurda que corta de plano al que me habla o empiezo a gestear , abriendo mucho la boca y haciendo movimientos rápidos con los ojos impido cualquier tipo de intento de continuación por parte de quien me habla. Me da igual lo que piense , no me afecta , solo quiero que deje de hablar .
En uno y otro caso el tema es lo de menos aunque si se refiere a mi, en el supuesto de los cercanos la situación es menos violenta ,imaginad un adolescente al que echan la bronca y se larga dando un portazo, ¿quien no lo ha hecho alguna vez con el mismo resultado liberador? , pero ¿como escapar cuando alguien te dice que no le ha gustado tal película o te cuenta algo gracioso que le ha pasado durante el día o simplemente comenta lo que tu mismo acabas de decirle ?No puedes soltar así como así que cierre la maldita boca que solo ha abierto para responderte o consolarte o darte la razón .
No poder escuchar no me impide hablar , al contrario , han desaparecido todas mis reservas en cuanto a hablar de mi o de mi sentimientos . Se me escapa el dolor por la boca sin ningún pudor .Es sorprendente en alguien tan reacio siempre a exteriorizar nada.
Podría ponerme de rodillas suplicando un abrazo. Me pongo de rodillas y suplico .Inútilmente, un abrazo forzado no es un abrazo, me abraza alguien cansado de oírme pedirle que me abrace .Noto el rechazo y se me clava en el alma.Acercamos posiciones , los dos queremos salir corriendo.
Sé que agoto al que tengo enfrente con mi charla , no le dejo meter baza, yo no estoy conversando, estoy machacando, escupiendo con desesperación las frases .."Te voy grabar un día.Para que te oigas "Me río porque me oigo y me horrorizo y me río a la vez , no soy yo el que necesita demostraciones pero no puedo hacer nada, no puedo hacer nada.

Cada vez me encuentro mas solo y creo que me estoy quedando ciego , ¿de que sino esa obsesión por el tacto ?."

10 comentarios:

Peggy dijo...

Estas en época de "vomitar" palabras ......ya pasara :)

Kiss

Hyku dijo...

Los abrazos no se suplican..que no te hagan creer lo contrario

Besos entre sílabas

Miss.Burton dijo...

Esa obsesión por el tacto, llega cuando el lenguaje de las palabras no basta, no sirve.
Y los abrazos no se piden, pero qué te voy a contar, si los he pedido de todos los tamaños, y he sentido ese mismo rechazo del que hablas, porque al final del abrazo, creén que encontrarán a la eterna adolescente enamorada, y sólo encuentran a la que engendraron con tanta incomprensión y mentira...
Igual no es tu caso, el mío fué siempre ese. Empecé bien, fuí mejor, y a la mitad de la historia, el otro se volvió un monstruo, y yo le exigí que volviese el original. A lo que respondió: El original soy yo. Y me di cuenta, de que los principios son perfectos, porque casi todo el mundo se reinventa en ellos cuando encuentra una tonta del calibre 24. Usease, yo, al principio de los tiempos, siempre, siendo buena gente.
Vomito como tu, y mira, ya me da igual todo. Sólo encuentro consuelo en las palabras que me saben a mi. Las tuyas, las siento todas, y me consuelan.
Un beso fuerte, el abrazo ese que se lo meta por el culo, sogilip...

Miss.Burton dijo...

Las vomitonas se acaban, siempre. Luego a limpiar, y sobre todo, coño, a enfocar bien el telescopio, que vamos finas...

Zorro de Segovia dijo...

sigue hablando, te escuchamos en silencio ...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Has puesto un espía en mi interior...¡Me las pagarás.

Beso.

Emilio dijo...

Anda, dejate de chorradadas y no cambies, que ya quisieran esas cualquieras ser como tu!!!!

Mucho tiempo, es que tenia que rehabilitarme, ya sabes... mujerieros anonimos :P

Etèria dijo...

Resulta extraño, tu hablas de cambiarte y los que te leemos seriamos incapaces de desearte cambiada, pero mujer de Dios ¿Tu te has mirado por dentro? Anda, anda, nada de pedir abrazos, mímate un poquito y se egoísta venga…

Muaksss

Antígona dijo...

Qué texto tan terrible, Casilda.

Pero es cierto que, en la línea de lo que dice Delirium, hay ocasiones en que las palabras de los otros sólo son como un muro que taladrara nuestros oídos y del que necesitamos huir como quien huye de la peste.

Creo que está claro que, en esas ocasiones, el problema no está en esas palabras de los otros, sino en nosotros mismos. Por alguna razón -y las razones pueden ser muchas- andamos necesitados de un nivel de comunicación más palpable, menos sujeto a interpretación, menos superficial, que el que representan las palabras. Y por eso éstas nos duelen y nos resultan insoportables. Se nos aparecen como un torpe y cruel remedo de lo que, a gritos, anda pidiendo nuestro yo y nuestro cuerpo.

Pero, por fortuna, cuando los abrazos siguen sin llegar, acabamos restaurando de nuevo en nuestra cabeza el sentido de las palabras. Y agradeciéndolas. Todo es, como en todo, cuestión de tiempo. Hasta a los abrazos se desacostumbra un cuerpo que los necesita y acaba sin percibir su ausencia.

Se puede vivir sin abrazos, vaya que sí. Peor que con ellos, pero se vive. Y es mil veces, diez mil millones de veces, más reconfortante un abrazo sincero que uno forzado. Éstos, a la larga, envenenan y son peores incluso que esas palabras insufribles de los otros.

Un beso!

Miss.Burton dijo...

Se te echa de menos, cañóndelcolorado...
Hay que reinventarse, no queda otra.... o anularse, pero eso no vale para nada, al final, se rebela aquella loca que vive en nosotras, recuerdas?¿ La otra... como la de Amenábar...
Un beso fuerte, y sabes qué?¿ Ni con todas las zorradas del mundo que pasé y las que me quedan, me cambiaría por nadie. Se a lo que sabe cada herida que porto de guerra, pero también, cada puto momento de felicidad intensa de las mías que tengo grabadas a fuego en las entrañas. Y esas no me las quita ni dios. Ni dios.